Boca no estuvo a la altura de las semifinales

Son decisiones. Cómo armar un plantel. Cómo armar un equipo. La elección de los jugadores. Quién es tu cuatro. Quiénes conforman tu doble 5. Quién es tu nueve. La idea. El planteo. Los intérpretes. A quiénes dejás en el banco de suplentes. La respuesta a la adversidad. Los cambios. A Boca no le dio para más. No le dio el cuero. Sobrevivió mientras pudo. A la revancha contra Inter. A las dudas generaron en la ida ante Racing. Pero hasta acá llegó. No estuvo a la altura de las semifinales, fue goleado por Santos en Brasil y otra vez el sueño de la séptima Copa Libertadores quedó trunco. Por culpa de Boca. De nadie más.

El plan se fue al tacho pronto. Fabra jugó dormido, no se supo si Campuzano había vuelto al equipo o seguía siendo baja por lesión, el Pulpo González y Salvio no pararon de perder pelotas en la salida, y así Villa, Tevez y Soldano estuvieron desconectados.

Boca zafó antes del minuto cuando el tiro de Marinho dio en el palo, pero no pasó lo mismo a los 15 cuando Pituca encontró un rebote en el área y metió el 1-0. Fue entonces que un equipo que estaba pensado para contener al rival desde la comodidad del empate, tuvo que reprogramarse sobre la marcha. Y no lo pudo hacer. No podía tener la pelota, no la podía manejar. Demasiada calma, demasiada lentitud en la circulación. Todo muy prolijito. Falta de movilidad. Los ataques eran corridas aisladas. Sin compañeros para jugar. Con compañeros clavados como estacas.

La postura fue no regalarse, no exponerse a la velocidad de Santos, en vez de salir a jugar el partido de igual a igual. Miedo. Preocupante para la historia de Boca: Alfaro pagó por poner a Soldano de 8 y ayer con Russo se lo vio relevando al 3…

La reacción se dio a medias. Más por el repliegue rival que por capacidad propia. Y un ratito nomás. Pero sin generar mucho frente al arco de Joao Paulo. Apenas dos apariciones de Tevez. De hecho, además del gol, la más clara del PT fue un tiro libre de Marinho que obligó a un atajadón de Andrada.

Russo cambió sin cambiar demasiado para el segundo tiempo. Pieza por pieza. Intensidad por equilibrio. A morir con la suya. Buffarini por Jara y Capaldo por González. Y Cardona calentando el banco. Encima, demasiado pronto, Santos acertó dos veces: Salvio volvió a perder una pelota y Soteldo metió el 2-0, y Marinho desbordó y Braga clavó el 3-0. Y después se hizo expulsar Fabra. Todo en diez minutos. Demasiado. Fue la condena.

Pocos se salvaron y estuvieron a la altura. Muy pocos no se escondieron. Izquierdoz y Tevez. No  alcanza para una competencia así. Jugadores sin jerarquía para el club. Jugadores sin la actitud para jugar una semifinal. Un equipo sin funcionamiento colectivo. Un equipo que no pudo aprovechar su mayor virtud que es el contragolpe. Un técnico conservador y que apostó por la chatura. Un técnico que no la pegó con los cambios y eligió no arrancar con su jugador más talentoso y su goleador. Un plantel que es el más flojo de los últimos años. Así se dio una eliminación que puede ser la más merecida de todas. Son decisiones. Como suele decir Russo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *