En el ministerio de Economía hablan de dar vuelta la página para que la crisis por las tarifas no genere más incertidumbre
Martín Guzmán no tuvo otro remedio que “tragarse el sapo”. El ministro de Economía tuvo que admitir que el kirchnerismo duro es quien tiene prioridad en temas claves para su cartera como es la política tarifaria. “Ahora vamos a poner paños fríos a todo esto y mirar para adelante”, reconocían ayer a última hora en los pasillos de Hacienda. El desenlace no era lo que ellos esperaban, aunque nadie arriesga qué sucederá finalmente con el polémico subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.
Lo que sí es un hecho es que Guzmán acompañará a Alberto Fernández en su gira por Europa, que por el momento no tiene nada demasiado destacado en la agenda. Pero la intención es que esa foto ayude a recuperar la imagen del ministro de Economía. En realidad, ambos salieron golpeados de esta inédita crisis política desatada por un funcionario de tercer nivel, pero respaldado tanto por Máximo Kirchner como por el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
¿Qué pasará con las tarifas y los subsidios? Después de lo ocurrido el fin de semana, ya no hay margen para pensar en nuevas subas como mínimo hasta las elecciones legislativas. Esto acentuará el atraso de las facturas de la zona metropolitana y por ende la necesidad de mayores subsidios.
No habría nuevos aumentos tarifarios ni en luz ni en gas hasta las elecciones. Esto aleja mucho la meta del Presupuesto 2021, que establecía que los subsidios económicos se mantendrían constantes, es decir en un 2,1% de PBI
Será imposible cumplir con la meta establecida en el Presupuesto 2021, que era el objetivo del ministro, es decir mantener los subsidios económicos en términos constantes, es decir 2,1% del PBI. El rojo adicional aumentará el agujero fiscal. Ya lo había advertido el propio Guzmán. El dinero para hacer frente a ese gasto adicional sólo puede salir de dos fuentes: más emisión monetaria por parte del Banco Central o nuevo endeudamiento del Tesoro.
Según el ex secretario de Energía, Emilio Apud, las tarifas eléctricas de Edenor y Edesur representa menos del 45% de su valor: “Cuando se fue Cristina era el 5% y Mauricio Macri las dejó en el 80%. Pero la inflación acumulada desde abril de 2019, que fue la última actualización, fue del 95% y el dólar duplicó su valor. Así que es inevitable que suban los subsidios al no haber actualizaciones”.
No quedó nada positivo para rescatar de esta reciente crisis generada por la política tarifaria. La señal de racionalidad que se buscaba dar a los mercados con un aumento tarifario “razonable” y una hoja de ruta hasta fin de año quedó hecha pedazos en medio de fuertes disputas políticas. El desplazamiento de Guillermo Nielsen en YPF ya había sido una muestra clara de quiénes están realmente a cargo de la política energética. Lo sucedido en estas horas fue una confirmación contundente de que se trata de un terreno exclusivo del kirchnerismo más duro.
Ahora Guzmán tendrá el desafío de encaminar la agenda económica, pero desde una posición más incómoda. Quedó nuevamente relegado, como ya había sucedido en su viaje a Washington donde mantuvo conversaciones con el FMI
Casi sin respiro se viene otro punto conflictivo en la agenda energética, que es el gas. En los próximos días se definirá un aumento casi testimonial en las tarifas hogareñas, pero el tema es mucho más sensible. El faltante de gas por la caída de la producción se hará sentir en este invierno. Cálculos conservadores estiman que habrá que importar no menos de USD 1.200 millones para abastecer a la economía del gas necesario tanto para los hogares como para la industria. Es decir que parte de los dólares extra que ingresarán por la cosecha récord de soja se irán en parte para pagar los barcos regasificadores de gas que se encuentran en Escobar y en Bahía Blanca.
Ahora Guzmán tendrá el desafío de encaminar la agenda económica, pero desde una posición más incómoda. Quedó nuevamente relegado, como ya había sucedido en su viaje a Washington donde mantuvo conversaciones con el FMI. Y tampoco puede dar certezas sobre qué sucederá con el gasto y el resultado final del déficit fiscal de 2021. Una opción que había barajado, o con la que venía amenazando, era reducir el gasto en obra pública. Pero también es difícil que tenga margen para avanzar en ese sentido.
Una mayor emisión monetaria para hacer frente a los subsidios económicos podría derramar en mayor presión sobre el dólar y la inflación, justo cuando se acerca el calendario electoral.