Joe Biden y un gran reto por delante

Después de una difícil primera mitad del 2020 en la que la economía de EE. UU. cayó a mínimos históricos, la recuperación ha sido mas rápida de lo esperado. Las cifras generan optimismo a pesar de las pérdidas. Joe Biden quiere aprobar rápidamente 1,9 billones de dólares para reactivar la economía y tender una mano a los a los pequeños negocios, los más afectados por la crisis.

La economía de Estados Unidos se contrajo en un 37,7% en el segundo trimestre del 2020, la peor caída desde la Gran Recesión de los años treinta. La recuperación fue en forma de ‘V’, en el tercer trimestre creció un 21,5%. Sin embargo, el choque económico derivado de la pandemia solo lo han podido aguantar las grandes firmas, más de 400.000 pequeños y medianos negocios quebraron.

“Una crisis es por definición repartir sufrimiento social y el sufrimiento social en esta crisis ha sido inmenso y ha estado distribuido de forma muy inequitativa”, dijo a France 24 Juan Carlos Echeverry, ex ministro de Hacienda de Colombia.

Meses sin poder abrir los negocios ha obligado a los pequeños empresarios a cerrar permanentemente o vender a grandes cadenas, que en algunos casos aprovechan para adquirir la competencia a precio de remate, resalta James Kwakprofesor de derecho de la Universidad de Connecticut.

La brecha tecnológica, más amplia para las pequeñas empresas 

Las grandes empresas tienen más acceso a crédito, diversidad de líneas de negocio y adaptabilidad a las nuevas tecnologías así como a los procesos adaptativos que demandan tanto los consumidores como los Gobiernos en tiempos de Covid, agrega el profesor Kwak en una columna publicada en el Washington Post.

La adaptación tecnológica facilita la competencia de cara a la pandemia y precisamente la compañía Adobe revela que los consumidores en EE. UU. compraron un 50% más por Internet desde abril y mayo del 2020, cuando empezó la pandemia que en los mismos meses del año anterior. Pero esta adaptabilidad tecnológica es un reto grande para pequeñas firmas que luchan por sobrevivir y tienen que enfrentarse a gigantes tecnológicos como Amazon, Uber o Walmart.

A esto hay que agregarle que más de la mitad de los 522.000 millones de dólares de emergencia que iban dirigidos a los pequeños negocios terminaron en manos de grandes empresas, según lo revela el Washington Post.

“La realidad es que no hay un caso para que los negocios sigan abiertos. La única razón por la que estamos abiertos es para proteger a nuestros trabajadores y generar algo de ingresos”, dijo a France 24 Elias Hengst, dueño de tres restaurantes en Washington.

Elias sí recibió ayuda de parte del Gobierno, aunque dice que ya se le acabó y que es necesario otra ronda de préstamos públicos para que restaurantes y tiendas de café como la suya puedan aguantar hasta la primavera sin cerrar. La primavera es clave porque el clima permitirá nuevamente sacar mesas y atender la demanda respetando las medidas de bioseguridad.

Según la Asociación Nacional de Restaurantes de Estados Unidos, cerca de 110.000 establecimientos han cerrado en el país norteamericano, lo que equivale al 17% de los restaurantes de la nación. El cierre de buena parte del sector ha contribuido a alcanzar los más de 10,7 millones de desempleados que tiene Estados Unidos.

“La predictibilidad es buena para los negocios”

Al respecto, Joe Biden tiene un ambicioso plan de estímulos económicos de 1,9 billones de dólares para reactivar la economía y hacer frente a la pandemia. Este incluye pagos directos de 1.400 dólares mensuales a todos los estadounidenses que ganen menos de 75.000 dólares al año.

Además, contempla un salario mínimo de 15 dólares por hora y beneficios de desempleo más generosos, 400.000 millones de dólares para acelerar el despliegue de vacunas y la reapertura de escuelas y 350.000 millones para cubrir los déficits presupuestarios de los gobiernos estatales y locales.

Biden también prepara un plan energía e infraestructura llamado ‘Build Back Better Recovery Plan’ y aspira a crear más de 18,6 millones de empleos en sus primeros cuatro años de Gobierno. Quiere, además, lograr la transición a una economía verde que no emita gases de efecto invernadero para el 2050.

Para Hengst de esta nueva Administración se esperan cuatro años muy aburridos, “pero el aburrimiento, la rutina y dejar que la gente regrese a lo normal, es bueno para los negocios, la predictibilidad es buena para los negocios”, asegura el empresario.

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