“La ciencia es hoy en día una parte central de la cultura” Wasserman

No cabe duda de que un evento global de tanta trascendencia como la pandemia generada por el covid-19 puso la atención del mundo en la ciencia y en sus avances en la búsqueda de una vacuna.

Que ese interés se dé, lamentablemente no es algo muy común entre las audiencias, pero sí se puede aprovechar para volver a abrir el debate acerca de las algunas falencias que existen en la mayoría de los medios de comunicación cuando de tratar temas de ciencia se trata porque, así se haya intentado en muchos establecer una sección dedicada y periodistas especializados en estos temas, los resultados algunas veces están muy alejados de las expectativas y necesidades reales. El problema es sistémico y no una responsabilidad exclusiva de los comunicadores, los medios, las fuentes o las empresas de investigación y desarrollo.

Al respecto, Moisés Wasserman, líder de la Misión de Sabios de Colombia y exrector de la Universidad Nacional, afirma que “indudablemente hay un problema con la divulgación de la ciencia en el periodismo, no solo en Colombia, aunque en algunos lugares se han desarrollado escuelas especializadas y medios dedicados que, me temo, en nuestro país se extinguirían por falta de ‘masa crítica’ (expresión que viene de la física nuclear precisamente)”.

De acuerdo con este experto es claro que existen dificultades de fondo, teniendo en cuenta que las ciencias naturales tienden a ser muy precisas, a evitar al máximo posible la ambigüedad en lo que dicen y para eso –agrega– se desarrollan idiomas extraordinariamente formalizados que muchas veces entienden solo los instruidos.

Para él, el más clásico de ese idioma son las matemáticas, porque considera que hay muchas cosas que si no se dicen con algo de matemática no se están diciendo bien, y por eso mismo sospecha que esa asignatura no es de las preferidas en las escuelas de periodismo.

“Los lenguajes formales de la ciencia logran que una afirmación sea entendida exactamente igual por un argentino que por un neozelandés, y ahí está su enorme fuerza, pero eso refleja también la dificultad de expresar esos hechos en forma rigurosa con el lenguaje del día a día”, manifiesta Wasserman, al tiempo que sostiene que hay quienes logran acercarse mucho a eso pero, en su opinión, casi siempre son personas con una buena formación en ciencias y que tienen la habilidad de comunicar muy bien. “Rara vez sucede lo contrario, que un buen comunicador capte en su totalidad los conceptos de la ciencia. No es elitismo, es lo que expliqué anteriormente”, agrega.

De la misma manera, este catedrático asegura que la ciencia es hoy en día –sin ninguna duda– una parte central de la cultura, y que además sus resultados afectan a todo el mundo, de tal forma que a pesar de los obstáculos los medios deben considerar que están obligados (éticamente) y que les conviene incursionar en ese campo.

La tarea entonces, según él, está en superar las dificultades, pero le parece muy difícil hacerlo si no parte de una formación con alguna profundidad en ciencias.

“El problema del acceso se resuelve solo, primero, porque pueden leer los artículos originales y, en segundo lugar, porque pueden hablar con los científicos en su jerga para luego traducirla. Es cierto, por otro lado, que los científicos no son generalmente buenos comunicando, hay casos de quienes engrandecen sus propios logros por encima de cualquier proporción y también hay quienes hablan con un nivel de oscuridad tal que resulta ininteligible”, recalca el exrector de la Universidad Nacional.

Por todos estos argumentos, Wasserman concluye que para que la información sobre avances científicos sea útil, además de clara, debe ser rigurosa. Y advierte que una media verdad es siempre media mentira y el efecto de la mentira en ciencias es catastrófico, aparte de que las metáforas y los símiles muy usados en humanidades usualmente generan confusión en ciencias.

Igualmente, opina que hay un problema con la credibilidad de los medios, pese a que algunos se esfuerzan y tienen comunicadores excelentes (que generalmente tuvieron algunos años de formación disciplinar en ciencias), pero anota que resulta muy difícil creerles si en la siguiente página el lector se encuentra un horóscopo o si tienen una crónica especial para un milagro, o una mancha de humedad que tiene la forma de la virgen o promueven remedios extraordinarios y pseudociencia como cristales, aromas, homeopatía y otros. “Para tener credibilidad, no puede dividir su periódico en las páginas rigurosas y las páginas charlatanas”, enfatiza el líder de la Misión de Sabios de Colombia.

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