Lavado de dinero: la batalla que México ha perdido contra el crimen organizado
En México se blanquean alrededor de USD 50,000 millones cada año, así lo señalan diversos reportes del gobierno nacional y estadounidenses. Y aunque se han dado avances en la materia, el país sigue enfrentando grandes retos en cuanto al blanqueo de capitales.
En su última evaluación, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), criticó a México por la baja cantidad de acciones penales y condenas que registra por casos de lavado de activos, así como por las esporádicas ocasiones en las que realiza investigaciones financieras.
“Se detectaron deficiencias significativas en el modo en que se investigan los casos de lavado de activos. Específicamente, solo muy raramente se realizan investigaciones financieras paralelas y el lavado de activos rara vez es perseguido penalmente como un delito autónomo. El nivel de corrupción que afecta a las autoridades del orden público (AOP), en particular en el ámbito de los estados, socava su capacidad para investigar y perseguir penalmente los delitos graves“, señaló GAFI en su informe publicado en 2018.
El organismo intergubernamental, creado específicamente para elaborar y promover medidas para combatir el blanqueo de capitales, ha dicho que aunque México tiene un régimen maduro contra el lavado de activos y financiamiento de terrorismo, el país se enfrenta a mayor vulnerabilidad en el delito debido a la presencia del crimen organizado.
El tráfico de drogas, extorsión, corrupción y evasión fiscal, son algunas de las actividades delictivas ligadas al lavado de activos, y pese a que hay un marco legal, “no se persigue el decomiso del producto y de los instrumentos del delito de forma sistemática como un objetivo de las políticas”.
En medio del problema, el sector financiero demuestra la mayor comprensión del riesgo que implica el lavado de dinero y otros delitos fiscales. Sin embargo, sus técnicas de combate aún son limitadas.
Entre el 3% y el 10% de los casos revisados por las instituciones financieras termina en un expediente reportado ante las autoridades. A ello se suma el hecho de que las operaciones de lavado de dinero crecen en promedio 20% anualmente, sin que el uso de nuevas tecnologías y servicios se desarrolle por igual.
El tráfico de drogas y su producción son la mayor fuente de fondos para el lavado de dinero en México. El país sigue siendo un punto clave en la ruta de de tráfico de cocaína y heroína; a su vez, es proveedor de heroína, marihuana y metanfetaminas.
Los principales grupos de delincuencia organizada que se encuentran en México y sus socios están consolidando su dominio del tráfico de drogas al por mayor en EE UU, entre otros mercados. Tienen acceso y control de las rutas de contrabando a lo largo de la frontera y la capacidad para producir, transportar y distribuir casi todas las principales drogas ilícitas de consumo.
También podrían estar ingresando a México grandes cantidades de dinero, producto de crímenes cometidos en Latinoamérica, a través de transferencias electrónicas internacionales o en efectivo. De manera simultánea, buena parte del dinero generado en México sale del país para ser lavado.
De acuerdo con las autoridades, el fenómeno más generalizado es el uso indebido de sociedades pantalla y ficticias para cometer los delitos determinantes, como la auto distribución, la malversación de fondos y la evasión fiscal, así como para invertir los productos ilícitos de la delincuencia organizada y la corrupción en propiedades inmuebles, restaurantes, tiendas y otros negocios en México, Estados Unidos y Centroamérica. Además, parece haber un riesgo no menor de uso indebido de fideicomisos, aunque todos deben estar registrados.
México es el tercer mayor exportador de activos ilegales en el planeta, según datos de la organización no gubernamental Global Financial Integrity, solo por detrás de China y Rusia. Y buena parte de la cantidad que se genera en esos delitos, es sometido al lavado de capitales.